lunes, 26 de mayo de 2014

Karl Marx y Friedrich Engels: El manifiesto comunista III

El fragmento del “Manifiesto Comunista” que nos ocupa (Marx y Engels, 2001: 64-67) abarca temas clave de la doctrina marxista. En primer lugar, la discusión acerca de la ideología y la cultura como medio de dominación de la clase burguesa. Términos como familia y educación, que bien pudieran aparecer ligados para el burgués, empujan a una ruptura en el proletario. Éste debe percibir a sus hijos y sus mujeres como meros instrumentos de producción porque así lo perciben los burgueses. En cuanto a la mujer, emerge otra de las máximas marxistas: el papel de la mujer en la revolución. No existe una comunidad de mujeres aparte, pues cuando caiga el sistema actual de relaciones de producción, se evidenciará la conjunción en una sociedad comunista.
Siguiendo las líneas marxistas fundamentales, aparece la figura de la patria. El proletariado no concibe la idea de nación como los burgueses, ya que sería la organización primigenia hacia la hegemonía política de una revolución mundial. En línea con lo anterior desarrollado previamente, el carácter nacional se va desdibujando por las formas internacionales de producción y comercio a las que se empieza a asistir.
Apreciamos el matiz micro-macro (como distinguimos el meso en las instituciones culturales mencionadas) en la extrapolación del fin de la explotación de un individuo por otro al fin de la explotación de una nación por otra. Y el cambio social motivado por el cambio en las relaciones de producción modificará la supraestructura intelectual (de las ideas), porque al caer la clase dominante que las alienta, caerán con ellas. Ejemplifica con el auge y caída en las religiones y cómo cualquier estructura filosófica, teológica o moral, consideradas “verdades eternas”, sucumben en la sociedad comunista. Y la causa directa es la revolución, ruptura que alienta al desplazamiento de viejas ideas que no tienen cabida en una sociedad sin antagonismos de clase, la constante histórica común a todas las épocas.


(Fuente: MARX, K. y ENGELS, F. (2001), “Proletarios y comunistas” en «Manifiesto Comunista», Madrid : Alianza Editorial)

Karl Marx y Friedrich Engels: El manifiesto comunista II

En el fragmento seleccionado del “Manifiesto Comunista” (Marx y Engels, 2001: 58-62) se ponen en cuestión diferentes ideas. En primer lugar, se identifica a los comunistas como el colectivo garante de los intereses reales de los proletarios, más allá de las luchas internas partidistas. Son la vanguardia que comprende las necesidades de la masa proletario. Los comunistas persiguen un programa similar al resto de partidos proletarios, y su defensa y lucha por el proletariado se sustentan en las condiciones reales de la propiedad de los medios (sujeta al cambio histórico), cuya abolición se circunscribe a aquella propiedad de carácter burgués. La moderna propiedad a la que se refiere es ésta y no otras adquiridas con el fruto del trabajo del pequeño campesino, impotente ante la abolición de su propiedad por parte del capitalista. El poder social del mismo se justifica por el hecho de que éste precisa de la actividad coordinada de un buen número de proletarios, unos proletarios que reciben ahora un salario que apenas si sirve para poder subsistir y continuar esta nueva forma de trabajo: esta miserable condición, destinada a vivir para crear capital y no lo que el obrero recibe por su fuerza de trabajo es lo que hay que abolir. Y la sustitución del mero mecanismo de multiplicación del capital, que es un medio, por la realización personal a través del trabajo (en el que el hombre sea  un fin en sí mismo, dueño de su destino), es por lo que aboga la sociedad comunista.
La burguesía aduce que todo esto suprime la personalidad y libertad de la que gozan y la caracterizan: una libertad, en su concepción, de las relaciones de producción y el comercio (la compraventa). Pero las tretas en sus negocios, concluyen los autores, no son más que una trampa que mantiene sujeto al actual proletario a una situación esclava de la que se liberaría en la sociedad comunista.


(Fuente: MARX, K. y ENGELS, F. (2001), “Proletarios y comunistas” en «Manifiesto Comunista», Madrid : Alianza Editorial)

lunes, 5 de mayo de 2014

Karl Marx y Friedrich Engels: El manifiesto comunista

Ideas principales
  • El desarrollo industrial ha dado lugar a la expansión comercial, que ha ido parejo al auge de la burguesía (largo proceso histórico)
  • Evolución del proceso productivo burgués a la par de un avance político (del feudalismo a la hegemonía en el moderno estado representativo de la época)
  •   La revolución burguesa ha derrumbado cualquier tipo de relaciones sagradas (familiares, políticas, religiosas, etc.) en pro de la explotación económica
  • El avance de la burguesía se sustenta en la necesidad continua de transformar la producción y promover el cambio social y las relaciones de producción
  • Explosión de un mercado mundial en detrimento del nacional (material en intelectual: la literatura universal)
  •   Imposición a cualquier civilización del modo de producción burgués, si quiere continuar teniendo peso comercial en el globo



Resumen

En este fragmento del “Manifiesto Comunista” (Marx y Engels: 2001), los autores, Karl Marx y Friedrich Engels exponen el papel histórico de la burguesía. En primer lugar, establecen la relación entre el desarrollo comercial e industrial unido al de la burguesía. Ésta, que se ha consolidado como clase a lo largo del tiempo, pasó de ser una clase baja oprimida a ser propietaria de los medios de producción en el Estado del siglo XIX. La importancia de la burguesía en su papel revolucionario ha dado lugar a avances políticos. Ha derribado también cualquier tipo de relación antes considerada sagrada en pro de la exclusiva importancia de la producción económica.
Todo ello, sostienen los autores, ha venido dado desde el propio carácter revolucionario burgués, necesitado de transformaciones continuas para el avances, el progreso. Esto ha ido progresivamente modificando las relaciones de producción y originando el cambio social.

Por último, se alude a la extensión de un mercado mundial (incluso se menciona una posible literatura universal), inundado de la filosofía y modo de producción burgués, que se ha impuesto a toda civilización, y es necesario para mantenerse dentro de un circuito mundial que ha desplazado al nacional.

lunes, 28 de abril de 2014

John Stuart Mill: Sobre la libertad V

Ideas principales del extracto:
  • Orientación hacia una enunciación de principios en pro de unas aplicaciones más que de propuestas de aplicaciones en sí.
  • Enumeración de máximas: a) El individuo sólo rinde cuentas ante sí mismo; b) El individuo es responsable si causa perjuicio a los demás y puede ser castigado por ello.
  • El daño a los demás no siempre justifica que la sociedad intervenga, en tanto que el individuo lo haga por un objetivo legal.
  • Juego de suma cero: mientras unos ganan, forzosamente otros pierden.
  • Ejemplo del comercio: del intervencionismo al librecambio (libertad del comprador)
  • La libertad individual: entregarse a uno mismo antes que ser sometido a una intervención.
Resumen:

En el extracto propuesto (Mill, 2005: 178-181), John Stuart Mill, en primer lugar, hace una declaración de intenciones.Advierte que la obra está orientada a la probabilidad de hallar aplicaciones a través de los principios que propone más que a una exposición explícita de aplicaciones. Sustenta su lógica en dos máximas, vistas ya en otros fragmentos seleccionados. Por un lado, el individuo no responde ante la sociedad (aunque ésta intente medidas para coaccionarlo) de sus actos. Por el otro, la protección de la sociedad es el requisito contra los intereses del resto. Para aclarar esto, sin embargo, Mill apunta que algún tipo de daño al prójimo no siempre justifica esta intervención social. Ello se debe a que el individuo bien podría perseguir un objetivo lícito (que no debe dejar de perseguir) que de lugar a daños colaterales hacia el resto. Al fin y al cabo, siempre que alguien triunfa, hay un opuesto que fracasa.

Mill cita el ejemplo del comercio para explicar, en definitiva, la máxima de su obra: la libertad individual, el deberse a uno mismo antes de permitir la coacción externa. Aunque puntualiza que la libertad del librecambio es independiente de la libertad individual, valora el abandono de la intromisión estatal, fuente detentatoria contra la libertad del comprador,, al cual no se le permite elegir entre diversas opciones.

John Stuart Mill: Sobre la libertad IV


Ideas principales:

  • Dónde reside la soberanía: el individuo o la sociedad.
  • Respeto y equidad para con los demás en la convivencia.
  • Capacidad de la sociedad de juzgar una conducta como contraria al bienestar general (jurídica o mediáticamente)
  • El bien común sitúa a las virtudes sociales por delante de las personales.
  • El interés propio, si no afecta a los demás, viene regulado por uno mismo, el conocedor excelso de sus propias circunstancias.
  • Cada individuo es juez de sí mismo, y es preferible permitirse cometer errores de «muto propio a que se le impongan regulaciones por parte de los demás.
Resumen:
En el extracto propuesto (Mill 2005: 152-155), John Stuart Mill se cuestiona si es en la sociedad o en el individuo donde reside la soberanía. Expone que la sociedad obliga, y a la vez no tiene capacidad de perjudicar en especial los derechos de los demás. La sociedad, de hecho, tiene la capacidad «de iure»de determinar si existe un atentado contra el bienestar general. Mill sitúa, desde este planteamiento, las virtudes sociales por delante de las personales, aunque ambas deben cultivarse.
John Stuart Mill sostiene que es uno mismo el principal interesado en el beneficio propio. Esto se basa en el hecho de que somos cada uno de nosotros los que mejor conocemos nuestras circunstancias. Todo ello siempre que no afecte a los demás. Por último, el autor afirma que cada persona posee un juicio propio, y aunque existan consideraciones externas que ayuden a potenciarlo, él mismo debe ser su propio juez.
Siempre es preferible que cada uno pueda equivocarse libremente a que los demás le impongan las decisiones por las que debe regirse.

lunes, 31 de marzo de 2014

John Stuart Mill: Sobre la libertad III

Ideas principales
  •   Emplear medios propios para desarrollar nuestro criterio y decisiones .
  •   La naturaleza humana como elemento vivo que crece y se desarrolla, en contraposición con la creencia que la asocia a una máquina que se puede construir.
  •  La inteligencia como máxima para el hombre, por encima de los deseos y pasiones que pueden no pertenecernos.
  •  Equilibrio de las pasiones vitales humanas (deseos-conciencia), ya que éstas otorgan la capacidad de obrar bien, aunque también mal.
  • La clave se halla en tener carácter porque ello implica que una persona tiene carácter, que siempre es mejor que una persona apática
Resumen


De las ideas principales del fragmento (Mill, 2005: 130-133) se extrae la importancia de desarrollarnos a través del criterio propio y rechazando cualquier tipo de automatismo que cercene el carácter mismo de la naturaleza humana, que no es sino un elemento vivo destinado a fomentar la inteligencia del hombre, por encima de otras pasiones que puedan no pertenecerle. El problema no es que los hombres experimenten deseos fuertes, sino que su conciencia es débil: de ahí la necesidad de un equilibrio de las pasiones vitales, de los deseos y la conciencia, ya que otorgan la capacidad de obrar tanto de manera correcta como incorrecta. Y para poder lograrlo, se precisa de una voluntad poderosa y un fuerte carácter, que siempre será preferible a una personalidad apática.

lunes, 17 de marzo de 2014

John Stuart Mill: Sobre la libertad II

Ideas principales:

  • Motivos que justifican la necesidad de la libertad de expresión: opiniones que pueden ser verdaderas, que si son erróneas contienen una porción de verdad que al unirse con otras conforman la verdad completa, que la opinión defendida por la mayoría se transforma en un prejuicio admitido y, por tanto, el dogma impide el desarrollo de toda convicción real.
  • Límites a la libertad de opinión: la ofensa a los demás.
  • La ofensa más grave es en sí misma adulterar la opinión contraria (falseamiento de los hechos). 
  • La ley no puede inmiscuirse en la condena a esta deslealtad.
  • La opinión contraria impopular y poco secundada es blanco de calumnias.
  • El ataque siempre va dirigido hacia una opinión minoritaria que debe guardarse de ofender a la opinión prevaleciente (ésta se impone al pueblo como un dogma incuestionable).
  • La opinión de cada individuo debe prevalecer, rechazando cualquier conducta intolerante.
  • Reconocimiento imparcial de las opiniones ajenas: esto es la moralidad de la discusión pública.
Resumen:

De las ideas principales del texto (Mill, 2013: 144-147), extraemos en primer lugar la necesidad de la libertad de opinión, ya que el aporte de nuestro propio criterio favorece la comprensión de la verdad entera, sesgada si nos regimos por el dogma aceptado por la mayoría. Aunque algunos esgriman el hecho de que los límites a la libertad de opinión es una posible ofensa a los demás, la ofensa más grave es adulterar la opinión contraria, que generalmente es impopular y minoritaria. Ésta debe guardarse de emplear un lenguaje intransigente u ofensivo, ya que puede ser fácilmente blanco de calumnias. Aunque no sea competencia de la ley regular los ataques, la opinión debe encargarse de que toda conducta intolerante sea rechazada y reconocer imparcialmente las opiniones ajenas sin, como se decía, falseándolas. Esto es «la verdadera moralidad en la discusión pública», según Mill.

John Stuart Mill: Sobre la libertad

Ideas principales:

  • Objeto del ensayo: la libertad de acción de los miembros de una sociedad se basa en la propia protección (no perjudicar a los demás)
  • Prevalece la convicción sobre la compulsión en la sociedad, pues la segunda sólo se justifica como salvaguarda de la seguridad de los demás
  • El individuo es responsable ante la sociedad por acción u omisión (el no prevenir es menos sancionable que el actuar causando perjuicio)
  • Interés indirecto de la sociedad como distinta del individuo: la libertad humana.
  • La libertad humana: de conciencia y de expresión (relación con los demás); de gustos (consecuencias de nuestros actos); de asociación entre individuos (reunión). Garantizarlos.
  • Conclusión: la libertad es buscar nuestro propio bien sin privar a los demás de lograr el suyo (por ello, es mejor consentir vivir a cada uno según su criterio que obligar a hacerlo como el del resto)
Resumen:

El resumen de las ideas principales del texto (Mill, 2013: 79) indican, en primer lugar, que la única manera de obligar a un individuo soberano es aduciendo que  perjudica a los demás, de lo cual extrae que la convicción o la persuasión de lo mismo es más fructífera que la exigencia o el mandato. Para ello, se basa en la idea de que el individuo es responsable de lo que ocurre a los demás, a través de la acción o la omisión, pero sólo la primera es la regla, aunque con respecto al daño hacia los demás hay buenos motivos para sancionar también la falta de prevención. La libertad de conciencia, de gusto y de asociación entre individuos debe garantizarse para lograr nuestro propio bien sin comprometer el de los demás, y, como decíamos, para ello es mejor dejar a los individuos ser libres que obligarlos a vivir como los demás.